domingo, 15 de noviembre de 2015

Mical


 
La princesa del castillo de arena
Érase una vez una princesa que vivía en un castillo en lo más lejano de las océanos. Una mañana despertó sintiéndose especialmente molesta con la vida. Recordaba su infancia con amargura, su padre, el rey Saúl de Israel, era imponente y poderoso pero había terminado sus días como un demente y una tarde después de perder una batalla se suicidó lanzándose sobre su propia espada. 
Recordaba que algún día se había enamorado, esa sensación de alegría y cangrejitos en el estómago no había vuelto desde su primer, gran y único amor. ¿Cuándo se acabo todo? Se preguntaba. Y es que una noche antes había escuchado rumores de sus doncellas en el vestidor que hablaban del ultimo chisme real y se gozaban haciendo alarde de la amargura de la princesa de aquel majestuoso castillo de arena.
 
¿Cuándo paso de ser la princesa de un castillo hecho de cedro para mudarse a uno de arena? Parecía que el tiempo había pasado sin que ella estuviera consciente de ello.

Esa mañana se acercó a la ventana a tomar un poco de aire fresco. No había hecho eso hacía ya  mucho tiempo y justo cuando decidió tomar un respiro se dio cuenta que había un mundo detrás de esas paredes. Ese día en especial el pueblo estaba celebrando un gran acontecimiento; el arca de Dios estaba siendo traída de regreso. Lo cual significaba que las cosas estaban siendo restauradas en el reino. David, su amado David, a quien alguna vez había amado con todo su corazón siendo aun él un simple muchacho pastor de ovejas, había sido ungido como rey de Israel y estaba  trayendo de vuelta todo lo que le había sido quitado, incluyéndola a ella, pues un día después de sufrir persecución por parte de su suegro, el rey Saúl, tuvo que salir huyendo en busca de refugio.
¿Qué paso mientras David luchaba por su vida? Bueno, la princesa Mical había sido entregada en matrimonio a otro hombre. Que historia tan triste. Pero después de la muerte de su padre David regreso por ella, quiso recuperar su amor y le entrego la corona de reina.
¿No parece realmente un cuento de princesas? ¡Lo es! Y entonces ¿Qué pasaba con Mical? ¿No debía estar feliz disfrutando del amor de su vida y de su nueva posición de reina? Es que hay veces en que no importa que tan grande y majestuoso sea el Castillo en el que vivamos, mientras en nuestro corazón no creamos que somos reyes y reinas siempre miremos la corona como algo que no merecemos.

Puedo entender un poco a Mical, no tuvo un pasado en el cual se le hubieran dado fundamentos fuertes, su padre, el rey Saúl, aun siendo ungido por Dios nunca le conoció personalmente por lo que no le amaba y no podíamos esperar entonces que le obedecerá. La obediencia es la respuesta a un amor que se recibe de Dios, el autor del  verdadero amor, y después se da, solo de da.
No está mal pensar en un pasado doloroso, pues las cicatrices nos recuerdan que tenemos un enemigo que ha querido destruirnos pero que el Poderoso ha estado con nosotros y hemos vencido, lo que realmente hace daño es permitir que todos esos pensamientos nos dominen y que afecten nuestras emociones todo al grado de perder la paz y el sueño.
David lo sabía muy bien pues desde muy niño había solo una deseo en su corazón; conocer más y más al Señor. Pero aun David se dio por vencido un día y en  el Salmo 139 podemos ver su frustración, apenas un poco de alegoría y termina diciendo en los versículos 17 y 18 "!Que difícil me resulta entender tus pensamientos, pero mas difícil todavía me seria tratar de contarlos. ¡Serian más que la arena del mar!

Imagínate construir un castillo de arena con todos esos pensamientos y habitar allí, ¿No seria en vez de un hogar un lugar para volverse locos? ¿Y que de los cimientos? ¿En que estaría cimentada nuestra vida de ser así?


En Mateo 7:24-27 dice:
 
"Por tanto, todo el que me oye estas palabras y las pone en practica es como un hombre prudente que construyó su casa sobre la roca.
Cayeron las lluvias, crecieron los ríos, y soplaron los vientos y azotaron aquella casa; con todo, la casa no se derrumbó porque estaba cimentada sobre la roca.
Pero todo el que me oye estas palabras y no las pone en práctica es como un hombre insensato que construyó su casa sobre la arena.
Cayeron las lluvias, crecieron los ríos, y soplaron los vientos y azotaron aquella casa, y ésta se derrumbó, y grande fue su ruina.»

Se dice que en la biblia solo encontramos una vez en donde específicamente una mujer expresa con claridad amar a un hombre y esa fue Mical, pero después ya no lo amaba, y luego si y luego no. ¡Que confusión! Cuando Mical se asomo ese día por la ventana vio a David danzando y saltando delante de la Presencia del Señor y sintió por él un profundo desprecio.

Cuenta la biblia que una vez que David termino de ofrecer holocausto a Dios volvió a su casa para bendecir a su familia, pero asi dice que lo recibió Mical, veamos su conversación: 
Cuando David volvió para bendecir a su familia, Mical, la hija de Saúl, le salió al encuentro y le reprochó:
—¡Qué distinguido se ha visto hoy el rey de Israel, bailando casi desnudo como un cualquiera en presencia de las sirvientas del reino!
David le respondió:
—Lo hice en presencia del Señor, quien en vez de escoger a tu padre o a cualquier otro de su familia, me escogió a mí y me hizo rey de Israel, que es el pueblo del Señor. De modo que seguiré bailando en presencia del Señor, 22 y aun me haré mas vil, hasta humillarme completamente. Sin embargo, esas mismas sirvientas de quienes hablas me rendirán honores.
Y Mical hija de Saúl murió sin haber tenido hijos.”
2 Samuel 6:20-23


Si, Mical tuvo una vida difícil, tenia razones para estar deprimida y triste y también murió sin saber lo que era ser madre, pero tanto ella como tú y como yo tenia dos opciones: Vivir llena de amargura, dejando que sus emociones la dominarán o refugiarse en el Señor, ser la princesa del castillo de arena o ser una mujer llena del Espíritu de Dios, que tiene su identidad en el Señor, que hace de la Palabra de Dios su deleite y sus cimientos están en la roca que es Jesucristo, que vive en las promesas de Dios y se alegra de ser dirigida por Sus mandamientos y Su voluntad.
¿En qué castillo estás viviendo? Porque sino tiene buenos cimientos, si no es de roca, en cualquier momento vendrá una ola y lo destruirá. La arena es inestable, como las emociones, como los sentimientos, en cambio la roca, que es Jesucristo, es fuerza, es estabilidad, es confianza.
Muchas veces decimos, “Mi casa es mi refugio, llego allí y me siento cómodo” o, “mi trabajo me da seguridad, allí puedo olvidarme de todos mis problemas”, o quizá tus hijos, tu mascota, algún deporte e incluso alguna persona, el amor de tu vida. Pero déjame decirte que ninguno de esos refugios te dará la fuerza que vas a necesitar cuando vengan las lluvias y los vientos fuertes.
O vivimos por lo que sentimos o por lo que sabemos. David sabia donde estaba su confianza, por eso podía danzar y alegrarse en su corazón, él tenía la seguridad que a pesar de vivir en el mismo castillo que Mical, el suyo era de roca, y en el salmo 91 lo expreso así:
“El que habita al abrigo del Altísimo
Morará bajo la sombra del Omnipotente
Diré yo a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío;
Mi Dios, en quien puedo confiar…”
 

José

 
La actitud de nuestro corazón.
 
José tenia prosperidad en su corazón. A pesar de que sus circunstancias físicas eran bastante malas, su actitud interna seguía siendo de abundancia.
 
Los hermanos de José lo odiaban porque él era el favorito de su padre y lo vendieron como esclavo en Egipto, después a pesar de no ser culpable, José fue acusado y encarcelado.
 
Lo mas impresionante de la vida de José era que a pesar de estar en prisión, la prisión nunca estuvo en él! Su increíble carácter y su fe le permitió no perder nunca el gozo de su corazón incluso cuando todas las circunstancias estaban en su contra.
 
La prosperidad en nuestro corazón libera la prosperidad de Dios en todas las dimensiones de nuestra vida. A través de su travesía José fue desarrollando capacidades y el carácter que necesitaba para la posición que Dios tenia preparada para él, ser  el segundo hombre mas importante de Egipto.
 
En Génesis 39:23 dice, "No necesitaba atender el jefe de la cárcel cosa alguna de las que estaban al cuidado de José, porque Jehová estaba con José, y lo que él hacía, Jehová lo prosperaba."

José había tenido grandes sueños sobre su futuro y realmente quería triunfar en la vida. Pero todos sabemos la historia, José tuvo que enfrentar oposición de aquellos que estaban mas cerca de él. Sus propios hermanos lo maltrataron y cuñado llego el día en que tenia el poder para hacerlo pudo haber buscado venganza e incluso pudo haberlos matado pero a cambio de eso José lloro de compasión y los perdonó.
 
¿Cómo pudo José haber hecho eso? Porque en su corazón tenia el entendimiento de que Dios había permitido que sucediera así. Él dijo a sus hermanos, "Ustedes pensaron mal contra mí, mas Dios lo encaminó a bien." (Génesis 50:20). Y no solamente perdonó a sus hermanos, sino que también salvo a su familia de la hambruna, por lo tanto también a la nación entera de Israel.
 
Si José no hubiera tenido prosperidad en su corazón, él nunca hubiera podido ser capaz de ver el poder de Dios manifestándose en su vida. Ninguna de sus habilidades naturales pudo haberlo hecho capaz de triunfar, porque el éxito no viene por nuestros dones, nuestros talentos, nuestro conocimiento o nuestra sabiduría, sino a través de la actitud de nuestro corazón.
 
Te animo a ver cada circunstancia de tu vida, tanto las buenas como las malas, como parte del plan de Dios para prepararte para lo que Él tiene para ti.  Mantén un corazón correcto y lo demás se dará solo. 
 
Dios le dio a José una misión, ser la luz de su generación, y José fue fiel a ello. Tú y yo tenemos una misión; ser la luz de nuestra generación hoy en día. José no tenia idea que cuando bendijo a Israel esa bendición estaba regresando a él con una promoción y un favor sobrenatural sobre su vida y su generación.
 
Nuestras oraciones pueden encender una luz de amor en el mundo.

 
 
 


sábado, 14 de noviembre de 2015

Joseph


The attitude of our hearts

Joseph had prosperity of heart. Though for much of his story his physical circumstances were very bad indeed, his internal attitude remained one of abundance and overflow. Joseph's brothers hated him because he was Jacob's favorite. They sold him into slavery in Egypt, and then, through no fault of his own, Joseph was falsely accused and placed into prison.

The most important thing to realize about this story is that even when Joseph was in prison, the prison wasn't in him! His incredible character and faith kept him from losing his joy and his anointing even when every circumstance seemed to be against him. Prosperity of heart reveals and releases the prosperity of God in other dimensions of life. In all of his trials, Joseph was being developed to have the skills and character that would befit the position God had in store for him to fill as the second most powerful man in Egypt.

Genesis 39:23 says, “The keeper of the prison looked not to any thing that was under [Joseph's] hand; because the LORD was with him and that which he did, the LORD made it to prosper.” Joseph had dreamed big dreams for his future, and he wanted to succeed in life. But you know the story; he faced opposition from those who were closest to him. They mistreated him, and he could have sought revenge when the day came and he had the power of life and death over his brothers.

Instead, he wept with compassion and forgave them. How could Joseph do that? Because in his heart, he understood that God had been at work. He told his brothers, “You thought evil against me, but God meant it for good” (Genesis 50:20). Not only did Joseph forgive his brothers, but he saved their families—indeed, the entire nation of Israel—from the famine.

If Joseph had not possessed prosperity of heart, he would never have been able to see the power of God displayed in his life. None of his natural abilities would have enabled him to succeed in every sphere of life. Success does not come from gifts, talents, abilities, knowledge, or wisdom, but through the attitude of our hearts.

I encourage you to view every circumstance of life—both the good and the bad—as part of God's plan to prepare you for His place. Keep your heart right and the rest will follow.

God gave Joseph a mission—to be light to his generation, and he was indeed faithful. You and I have a mission—to be light to our generation today. Joseph had no idea when he was blessing Israel that the blessing would come back to him with promotion and supernatural favor.


Our prayers can light a candle of love in the world.